Facción anarquista en el Partido de la Libertad Individual

                                          P-Lib RADICAL CAUCUS

Los promotores de esta iniciativa somos un grupo de anarquistas, voluntaristas, mutualistas, agoristas y otros tipos de libertarios radicales que, haciendo un alarde de pragmatismo, nos hemos embarcado en el proyecto del Partido de la Libertad Individual con la intención de no dejar en manos de los estatistas la arena política y tener una plataforma desde la que poder lanzar iniciativas y mensajes que cuestionen el sistema actual.

Tomamos el nombre rindiendo evidente homenaje al Radical Caucus que lideraron Murray Rothbard y Justin Raimondo en el Libertarian Party en 1979, adaptando el decálogo a nuestras circunstancias territoriales y temporales.

El Radical Caucus no se ha creado con la intención de romper el partido o crear disensiones internas sino que tiene el objetivo de ser fuente de ideas y propuestas que puedan acabar materializándose en programas que ayuden a encauzar al mismo en una dirección radicalmente libertaria.

Los promotores de la idea, nos dotamos del siguiente decálogo como guía de actuación política y animamos al partido a hacerlos propios, mantenerlos y llevarlos más allá si cabe:

1. Partido de masas- El P-Lib debe tratar de conseguir ser un partido de masas, por lo que no debe encasillarse en políticas dirigidas a clases, colectivos o acciones demasiado cerradas. La libertad es una meta que beneficia al individuo y al resto de la sociedad y la lucha por acercarse a ese ideal debe tener un enfoque global.

2. La resistencia y los oprimidos- El P-Lib debe hacer un especial esfuerzo en reclutar miembros entre los grupos más oprimidos por el estado porque la indignación de esos que experimentan la opresión es seguida por aquellos que se oponen a la opresión por principio. El partido nunca debe apoyar el inicio de la fuerza salvo acciones de auto-defensa o resistencia a la tiranía.

3. Coalición Anti-estado- Defendemos que los militantes y simpatizantes pueden tener múltiples motivos y sensibilidades para unirse al proyecto sin que deban exigirse lealtades absurdas a ideales democráticos o legitimadores del estado aún en su forma mínima, siendo tan legítimas como cualesquiera otras las adhesiones pragmáticas. Por tanto nos oponemos a todas las acciones que tiendan a excluir a los anarquistas de la actividad del partido.
Asimismo trabajaremos para establecer lazos de comunicación fluida con otras organizaciones libertarias, para, cada uno en su ámbito, remar en la misma dirección pro desaparición del estado.
Esta «Alianza Libertaria» será un objetivo prioritario para los miembros del Radical Caucus.

4. Populismo- El P-Lib debe confiar y tener la confianza de la gente para ofrecerles un programa de Libertad y Justicia. El partido debe tener siempre como objetivo estratégico convencer a la mayoría de la gente de la solidez y coherencia de la doctrina libertaria.

5. Sin compromiso- El Radical Caucus insiste en que todas las reformas defendidas por el P-Lib deben tender a disminuir el poder del gobierno y que ninguna de ellas debe ir en contra del ideal final de una sociedad totalmente libre. Creemos que atarse a una visión gradualista en la teoría supone una renuncia a la acción concreta realmente libertaria en la práctica.

6. Anti-imperialismo y política exterior pacifista- Estamos en contra de las aspiraciones a un control mundial por parte de una o varias superpotencias. Estaremos siempre vigilantes para denunciar las mentiras que las grandes potencias nos hacen llegar a través de sus medios de propaganda. No apoyaremos intervenciones en países extranjeros basadas en falacias como la expansión de la democracia. La única intervención legítima es la autodefensa y la lucha contra la tiranía.
Apoyamos la expansión de un movimiento revolucionario libertario internacional en el que las diferencias de razas, credos y opiniones no sean motivos de enfrentamiento. Abogamos por la desobediencia ante la militarización obligatoria y consideraremos héroes por la libertad a los desertores que la maquinaria estatal trata como traidores.

7. Desarme nuclear- Abogamos por el mutuo desarme nuclear de las potencias ya que como libertarios, consideramos que un armamento que no posee capacidad de discernir entre culpables o inocentes y produce una destrucción total es un crimen contra la humanidad y sus poseedores los mayores criminales.

8. Los Derechos son lo primero- Consideramos que los derechos de los individuos son lo primero, no por un mero análisis utilitarista de coste-beneficio sino por ser éticamente superiores a cualquier otra consideración. No defenderemos, por ejemplo, la liberalización de las drogas porque acabe con las mafias, baje el precio, aumente la calidad y se recuperen enormes cantidades de recursos utilizados en la guerra contra las drogas sino por la inmoralidad de que el máximo violador de derechos y máxima organización criminal de la historia como es el estado pueda decidir sobre que puede o no hacer un individuo soberano con su cuerpo.

9. Teoría libertaria de clases- Consideramos que hay dos clases sociales: los opresores (políticos, funcionarios empresarios subvencionados y protegidos y todos los que son receptores netos de beneficios procedentes del expolio estatal) y los oprimidos (el resto, los que viven de lo que producen y no se aprovechan del prójimo).
Condenamos el statu quo actual que condena a unos a ser víctimas de la rapiña y a otros no deja alternativa sin peligrar su sustento, debido a la enorme extensión alcanzada por los tentáculos del poder que han permeabilizado cada sector de la sociedad.
Estas dos clases están en continuo conflicto que con el avance hacia el estado total que estamos experimentando no hará más que acrecentarse. Las acciones y pronunciamientos del partido deberían tener esto en cuenta e ir encaminadas a contribuir a la derrota y desaparición del complejo militar-industrial propio del capitalismo burocrático de estado.
Este esquema de teoría de las clases sociales toma del marxismo la dialéctica de las dos clases en conflicto pero aquí acaban las similitudes con la misma.

10. Teoría de la propiedad- Debido a la ocupación violenta en el pasado de la tierra por parte del estado muchas propiedades actuales son ilegítimas. Apoyamos la restitución a las víctimas y en los casos que esto no sea posible por desconocerse la identidad del legítimo propietario o sus herederos debido al tiempo transcurrido apoyaremos formas alternativas de transferir la propiedad estatal a manos privadas como el modelo checo de reparto de acciones a gran escala entre la población o, cuando sea posible, que la propiedad pase a los ocupantes y/o trabajadores actuales (en el caso de empresas estatales).
No apoyaremos privatizaciones basadas en entregar las antiguas empresas públicas a los plutócratas de turno, empresarios que han hecho fortuna a la sombra del poder, mediante subsidios, barreras de entrada a la competencia, monopolios o medidas proteccionistas. Creemos que la combinación de “gran gobierno + gran empresa” es el caldo de cultivo adecuado para la tiranía.

Definiendo «Left Libertarianism» por Wally Conger.

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Traigo aquí un texto de Wally Conger, destacado militante y pensador agorista y una de las figuras importantes en la Alliance of Libertarian Left. Es una entrada de su interesante blog: «Out of step», de obligada consulta para quien guste de estos temas.

Una visión personal de como entiende él el concepto libertarian left, término que incluye a anarquistas individualistas, agoristas, mutualistas, voluntaristas e incluso socialistas voluntarios.

Cualquier error en la traducción es achacable a mi persona.

Sin más:

 

 

DEFINIENDO “LEFT LIBERTARIANISM”

 

La blogosfera ha producido algunas interesantes discusiones en los días pasados sobre qué es izquierda y que es derecha en el cosmos libertario.

BW Richardson, se pregunta, por ejemplo, si todos podemos ser ambidiestros. Qué es izquierda y qué es derecha parece cambiar con el tiempo, escribe. Quizá todos somos ambidiestros al final. El verdadero y eterno tema parece ser el individuo frente al estado. Voy a confiar en la persona cercana a mí en lugar de en la amorfa burocracia en todo momento. El post de Richardson es terrible y les recomiendo leerlo.

 

            Mientras tanto, Roderick T. Long, editor del Journal of Libertarian Studies, responde a la pregunta de por qué se define a si mismo como un Left Libertarian. Consultar directamente su post por la variedad de enlaces existentes:

            “En primer lugar, en muchas de las cuestiones sobre las que los libertarios mainstream se encuentran divididos, yo la termino en el lado izquierdo del asunto: anarquista, anti militarista, anti propiedad intelectual, contra el castigo y por consiguiente contra la pena de muerte, contra las grandes corporaciones, pro inmigración, pro aborto, pro secularización, pro derechos gays etc.

 

            Pero más allá de eso comparto muchas de las inquietudes culturales izquierdistas que no se ven en la actualidad como temas libertarios (aunque históricamente lo fueron) como una preocupación por el empobrecimiento de los trabajadores y la oposición a la supremacía del sexo masculino.

 

            Además, creo que la raza y el género son, en gran parte, construcciones sociales; reconozco la existencia de formas de opresión no estatales (aún cuando no defiendo el estatismo como solución); he tenido palabras amables para el multiculturalismo, el postmodernismo, la corrección política, el ambientalismo y la propiedad colectiva; y considero al libertarismo como firmemente enraizado en el igualitarismo.

 

            Sin embargo, para todos soy un Rothbardiano ortodoxo al 90% sobre la teoría de los derechos y la economía. (De hecho a veces me defino a mí mismo como un Rothbardiano de izquierdas, aunque no específicamente en el sentido de Konkin en esta expresión). Mientras que extraigo mucha inspiración de los autodenominados socialistas voluntarios  como Benjamin Tucker no estoy en absoluto atraído por las limitaciones tuckeritas sobre la propiedad privada de la tierra (dejando al margen a los georgistas); no busco la eliminación del trabajo asalariado (aunque me gustaría ver más cooperativas de trabajadores disponibles como una alternativa competitiva); no acepto los derechos de los animales (aunque creo que tenemos serias obligaciones morales con ellos); y no tengo paciencia con el relativismo filosófico y/o materialismo que a veces se encuentra en la izquierda académica”.

 

            En respuesta a Long, James Leroy Wilson añade algunos puntos a su percepción de la izquierda libertaria.

Si la lucha se define como la libertad frente a la igualdad yo siempre estaría a favor de la libertad y caería en la derecha por eso. Pero debatir eso es similar a debatir entre esclavitud contra jerarquía

 

            “La libertad y la igualdad están en el mismo lado, la izquierda. Ambas están en contra de la jerarquía jurídicamente protegida. Libertad frente a coacción, igualdad frente a jerarquía, de cualquier manera que se enuncie es la misma batalla. Una libertad igualitaria es la única forma verdadera de libertad, y la única forma deseable de igualdad”.

 

            Adoro toda esta discusión filosófica sobre etiquetas políticas. Realmente me encanta, pero mis razones para contarme entre los libertarios de izquierda son mucho más simples.

 

            Soy de izquierdas porque estoy de acuerdo con las definiciones de Karl Hess de izquierda y derecha, que amplió las definiciones de Murray Rothbard de los años 60.

 

            Soy de izquierdas porque creo que históricamente la izquierda se remontó primero a nuestros antepasados liberales clásicos lo que a menudo significa anti-stablishment y oposición.

 

            Soy de izquierdas porque todos mis ancestros políticos, incluyendo HL Mencken, Albert Jay Nock, John T. Flynn, Randolph Bourne, y George Orwell son todos hombres de izquierda.

 

            Y por último soy de izquierda porque George W. Bush, William F. Buckley, Jr., Charles Krauthammer, Rush Limbaugh, Robert Novak, y Sean Hannity (algunas de las prima donna del movimiento neocon. Nota del traductor.) son hombres de la derecha.

Partido de la Libertad Individual

La creación de este nuevo partido ha suscitado un interesante debate en el que han participado desde liberales minarquistas hasta todo tipo de ocupantes del espacio conocido como «libertarian left«, es decir, una miríada de individuos que se mueven en el espectro anarco individualista, agorista, mutualista y similares y en el cual me incluyo.

También ha suscitado debate entre ciertos liberal conservadores de la órbita Red Liberal, pero ese es otro debate que no quiero emprender, temerosos de que un partido autodenominado liberal proponga cosas tan sensatas como que religión y política son ámbitos diferenciados y que no se puede, desde el liberalismo, intentar imponer al resto de la población una visión moral concreta.

 

Victor Koman resume la postura agorista sobre el tema en su polémico panfleto «Death to the Party» que consiste básicamente en que no es legítimo moralmente participar en política pues si realmente se desea disminuir o eliminar la coacción estatal, haciéndolo se está participando del sistema que se dice atacar.

Lo correcto sería practicar la Contraeconomía, todo tipo de intercambios voluntarios entre individuos, sean estos tolerados o prohibidos por el estado. Desde compraventas hasta el tráfico de drogas.

Guerra cultural, ideológica y pequeños sabotajes que vayan minando la capacidad del Leviathan para obtener alimento a la vez que se le deslegitima. Llevamos años clamando por un Gramsci libertario.

 

Víctor L. desde la imprescindible página mutualista en la que participa también está en contra . Todos sus argumentos son correctos, a mi entender, como la desmovilización y conformismo en la que caen los que participan en política y la apelación a la lucha cultural.

Propone la siguiente secuencia de actuación: 1) difusión cultural; 2) asociacionismo y economía social 3) agorismo y contra economía; y 4) huelga de contribuyentes, que considero otra vez muy acertada, culminando en esa fase de desobediencia explícita cuando la fruta estatal esté madura para caer del árbol.

 

Pues bien, compartiendo todos los argumentos en contra expuestos, he de decir que tras meditarlo mucho, luchar contra mi «yo sensato» que me instaba a no ensuciar mis manos en el lodazal de la política he tomado la decisión de pedir mi alta en el partido, por varias razones:

-El altavoz mediático que supone un partido, con posibilidad de convocar a la prensa o espacios electorales gratuítos entre otras cosas, que hacen que una idea pueda llegar a gente totalmente ajena a la blogosfera libertaria.

-La renuncia expresa que se hace en sus estatutos a aceptar financiación pública, donándose inmediatamente a la organización que se decida, el fruto del expolio. Además, de llegar a darse el hecho de obtener un cargo público el acto de renuncia será muy comentado si se maneja hábilmente y el ciudadano empezará a cuestionarse sobre la justicia de la financiación vía impuestos de partidos, sindicatos y confesiones varias.

-La posibilidad, meramente estadística, de que al darse a conocer un ideal basado en la libertad (aunque en este caso minarquista) a gran parte de la población surja interés por profundizar en el mismo en un cierto número de gente que ahora no existe.

-El hecho de que a pesar de compartir todas las objeciones, no es incompatible la práctica de la contraeconomía, la difusión cultural y la guerrilla ideológica con la idea del partido siempre que se tenga claro hacia donde se va y cuál es el objetivo último y nuestra actividad partidista no vaya en dirección contraria.

Mi actitud allí dentro será un poco, permítaseme el símil, como la de los batasunos con respecto a E.T.A., una ambigüedad calculada con respecto a los crímenes sin víctima. El sistema actual condena al traficante, al evasor fiscal, al que pretende la secesión pacífica de un territorio y nosotros, aún estando dentro del sistema no marcaremos distancias con ellos sino que se tratará de explicar al público por qué se condenan ciertas conductas aún no existiendo víctima real. NO A LOS CRÍMENES SIN VÍCTIMA, no son legítimas construcciones jurídicas como los llamados crímenes contra la sociedad.

 

Una vez dentro, trataré según los cauces correspondientes,  de luchar por modificar ciertas cosas que me chirrían sobremanera como esa apelación a la intervención militar humanitaria o para extender los ideales democráticos.

El liberalismo (no hablo ya de anarquismo) en el S.XIX era aislacionista en aventuras militares exteriores en gran parte (luego llegaron aberraciones como el liberalismo imperialista británico que contribuyó a demoler esa ideología al ceder terreno a los estatistas).

Como dijo Randolph Bourne, «La guerra es la salud del estado» puesto que todas esas medidas extraordinarias que se adoptan en tiempo de guerra difícilmente se revierten al acabar los conflictos, ampliando así el estado su poder de coerción masiva.

Las víctimas inocentes que se provocan no son asumibles, salvo si se ha caído demasiado profundamente en el dogma estatal.

Dejo como muestra de mi postura sobre el tema el «Who we are» de la imprescindible página libertaria Antiwar.com.

 

También me gustaría luchar por que la apelación que se hace a la privatización de lo público no se convierta en conferir favores a los plutócratas de siempre, manchados de origen sus negocios por los favores, protecciones y prebendas estatales. Sus propiedades no son legítimas.

En su caso, la idea sería que, dada la ilegalidad de la ocupación estatal, se devolviera a sus trabajadores la propiedad de la industria o servicio, dividiéndose en las entidades más pequeñas posibles con capacidad funcional.

En la línea de lo argumentado por Rothbard en «How and how not to Desocialize»

 

Tras estas pequeñas pinceladas de futura línea de actuación no me queda más que esperar no haberme equivocado con esta decisión, reversible en cualquier caso, y que la experiencia sirva de algo aunque lo veo complicado dado el panorama actual.

Brad Edmonds. Aboliendo el estado. Quinta entrega.

Esta quinta entrega de la saga está centrada en la persuasión tendente a reducir el impacto negativo que tienen las ideas antiestatistas en el común de la gente, gracias a siglos de propaganda y lavado de cerebros en iglesias estatales y escuelas públicas.Sirva como pequeño manual de actuación en la vida diaria, plagada de conversaciones con las personas de nuestro entorno y donde la posibilidad de ir mellando, golpe a golpe, la fe en el estado total es infinita y donde cada semilla de duda sembrada en la mente de los serviles es un potencial abolicionista en el futuro.

Sin más:

 

 

 Cómo persuadir a los demás de la necesidad de abolir el Estado

«Todos podemos ayudar mediante la práctica del arte de la persuasión de la gente con la que discrepamos. Por supuesto, cuando nos equivocamos en algo, también necesitamos reconocerlo –esto requiere imparcialidad emocional y habilidad de razonar, y desafortunadamente, depende también del conocimiento y de las habilidades comunicadoras de la otra persona. Pero incluso cuando los hechos y la lógica están de nuestra parte, aún hemos de permanecer alerta. Nunca es sencillo para alguien considerar una opinión opuesta, así que se necesitan gran habilidad para que cuaje en la otra persona. Tal habilidad puede ser convincente, así como lo fueron algunos tipos con mensajes repugnantes –Hitler, Jim Jones y otros son ejemplos de ello.

Tanto los hechos como la razón están de parte de la abolición del Estado, pero los estatalistas están demasiado atados al tópico y creen en demasiadas falacias, como la de que la Guerra Civil fue diferente que la Revolución Americana o que el Estado debería prohibir ciertos tipos de droga. Durante la discusión las palabras inundan la conversación, la gente se emociona y nadie puede llegar a la correcta persuasión.

Las reglas básicas: Utilice siempre la honestidad, la amabilidad, la generosidad e incluso el humor. Estas cosas parecen obvias, pero es fácil errar durante una discusión. Si alguien dice algo absurdo, está creando una oportunidad para que sea amable –“ésa es una opinión compartida por mucha gente” es una buena respuesta- mejor que un igual de amable pero deshonesto “ése es un buen punto”. Si alguien le insulta, una táctica válida que puede calmar las aguas es “Puede que sea o no sea verdad el hecho de que sea un pirado pero al menos no estoy hablando sobre si deberíamos o no bombardear Eslovenia”. Y si usted es más brillante que su oponente, es mejor no hacer esto muy perceptible. Ésta es la parte generosa; centrada en los datos y principios, y le hace a su oponente razonar sobre sus propias conclusiones. Hágale sentir inteligente. La mejor forma de guardar el interés por usted es haciéndose relacionar con un aumento del autoestima de su oponente.

A la gente le encanta hablar sobre si misma, así que háblele a su oponente de él. Cuando después le ofrezca soluciones liberales para temas que le impacten, puede adaptarlas a sus situaciones personales. De esta manera usted ha conseguido que le tenga cariño, le ha hecho pensar que es usted un gran conversador (porque tuvo una oportunidad para hablar sobre él); y le ha dado ideas que le parecen plausibles, llegando de esa manera a su mente.

¿Son estas tácticas taimadas o manipuladoras? Ciertamente lo son, así como otras tantas acciones que realizamos con otras personas durante el día. A veces nos damos cuenta de que lo estamos haciendo, otras no. La verdad es que la honestidad, la bondad, la generosidad y la templaza emocional sean manipuladoras o no, confeccionan el comportamiento moral apropiado en estos casos. Hacer que alguien se sienta mejor mientras le abres la mente a opciones que nunca había considerado, con las que nunca antes se había enfrentado, es algo positivo. La manipulación es algo malo cuando se lleva a cabo como táctica dañina y deshonesta o cuando uno tiene fines que entran en conflicto con el bienestar su oponente.

Es importante que persuada. Cuantas más personas enamoradas del Estado encuentre, mejor estaremos todos si cambian de posición: Así cómo Billy O’Reilly u otros bombarderos felices neocón racionalizan la matanza de niños en Irak o Afganistán; “Los individuos son en última instancia responsables de sus respectivos Estados.”

Nadie ha mostrado tanto la amabilidad de mostrar el caso de la abolición del Estado coactivo como Mary Ruwart. En su libro «Curando el mundo en una era de agresión», escrito hace diez años pero revisado con nuevos datos en 2003, la Dr. Ruwart nos provee de brillantes ejemplos de privatización, desde las carreteras hasta la medicina o la policía; y también específicos ejemplos de los errores del Gobierno de USA y sus crímenes, y por supuesto todo ello bien documentado. Más allá de esto, Ruwart hace un excelente trabajo explicando las razones básicas de por qué el Estado siempre yerra –el libro no es una mera tabla de triunfos privados y errores estatales. [La edición de 1993 se puede descargar libremente acá.]

Si usted ha leído a Rothbard, Hoppe, Benson, Mises y otros autores semejantes, no encontrará en Ruwart nada nuevo en el ámbito teórico; para los liberales ilustrados, el libro es más que nada útil por los datos y ejemplos, contándose por cientos. La parte más usada en mi caso es la bibliografía. El libro es brillante en su llamamiento a los izquierdistas y a aquellos nuevos en teoría liberal. Ruwart utiliza terminología similar a la compasión, y apela a los ungidos estatistas que pretenden encontrar la solución de la pobreza en la redistribución de ricos a pobres, que creen que un buen plan sanitario surge cuando el Estado se encarga de ello, y demás supercherías. Cuanto más izquierdista sea el lector, más directo y persuasivo será este libro.

Además, yendo aún más lejos, Ruwart culpa directamente al lector, aunque siempre con respeto, por utilizar la fuerza del Estado para repeler cualquier enfermedad social. Este recurso es utilizado en cada capítulo del libro, y cada uno de ellos recoge todos los compromisos del Estado. El libro está dirigido sobre todo a aquellos que necesitan convencimiento. Ruwart comparte aquella frase de Billy O’Reilly de que los individuos al final son los únicos responsables de su Estado. A diferencia de O’Reilly, Ruwart muestra por qué, nosotros, gente normal, tenemos las herramientas y la responsabilidad de terminar con el Estado. Incluso su libro contiene un capítulo sobre cómo comenzar en la labor.

En un cordial y comprensivo tono, Ruwart presenta al Estado y a todos aquellos que utilizan la violencia para solucionar los problemas sociales como los auténticos agresores. Es amable, generosa, no ataca a los lectores y no escribe en clave petulante. Este libro sería un excelente regalo para alguien que actualmente crea en el Estado.

¡Ahora, ve a persuadir a alguien!

Apéndice: Escribí recientemente en relación a las propuestas sobre cómo las carreteras privadas podrían funcionar, y en ese momento utilicé varias ideas que actualmente están en uso, pero he de decir que ciertamente el mercado generaría otras aún mejores que las imaginé. Los lectores comprobarán que no me equivoco. Primero, la mayoría de las carreteras privadas probablemente no cobrarían un peaje. Las calles en zonas de negocios serían mantenidas por los comerciantes de la zona, quienes tendrían un gran incentivo en mantener en perfectas condiciones las carreteras y dejar libre paso. Las zonas residenciales serían menos frecuentadas y los residentes tendrían un incentivo para cargar peajes. Segundo, en relación a la privacidad, mencioné que el mercado se encargaría de indicar si mediante un sistema de facturas la posición de un supuesto criminal es revelada. El mercado tiene actualmente una solución mejor, en forma de cheque digital, similar a una tarjeta prepago de larga distancia. Los propietarios de carreteras y los sistemas de gestión transaccional nunca sabrían quién es usted. La tecnología ya está en uso.»

 

Nota: Todos los artículos de la saga traducidos por Fernando Barrera López de Lacalle

Deja los Estados Unidos si puedes: Wendy Mc Elroy

 

Traigo aquí un artículo que me parece de lo más oportuno ya que llevo dándole vueltas a esta idea hace años.

La larga marcha de los Estados Unidos hacia la tiranía perfecta, que ya no podrá ser debido a la importancia de los medios y la opinión pública, algo brutal y primitivo a lo Stalin o la Alemania Nazi, sino que gracias a la tecnología, las leyes de excepción, las luchas contra la droga y el terrorismo irán dejando la libertad en algo meramente formal (usando terminología marxista) donde se sucederán elecciones periódicas y existirá una ficticia separación y control de poderes pero la realidad será un estado gigantesto y totalmente invasivo con el individuo y su manera de entender y encaminar su propia vida.

 

La autora es Wendy Mc Elroy, una feminista radicalmente individualista y libertaria americana, en contraste con el movimiento feminista apesebrado, borrego y sectario que gastamos por estos lares.

 

Es una traducción libre y apresurada  por lo que ruego disculpas por los errores que se pudieran haber cometido pero el sentido del texto se mantiene intacto.

Sin más:

 

DEJA LOS ESTADOS UNIDOS SI PUEDES.

 

Es tiempo para usted y su familia y la seguridad de sus riquezas salir de las fronteras de Estados Unidos. América se ha convertido en un estado policial que se mueve rápidamente hacia la vigilancia total y, a la manera típicamente americana, la sociedad resultante será, con seguridad la mejor y más grande tiranía del mundo.

 

Haga sus planes ahora, mientras aún existan oportunidades de poner su patrimonio fuera del alcance de la voracidad de las autoridades porque esa puerta de la oportunidad puede ser cerrada en su cara en un futuro cercano. No se trata simplemente de que el gobierno a todos los niveles esté hambriento del cash que detrae de los impuestos de propiedad y, por eso, robarán y confiscarán a mansalva. Son muchos los factores que apuntan hacia el aumento hacia el Estado Total, que destruirá vuestra libertad, vuestro futuro y las vidas de aquellos que resistan.

 

Leo alrededor de 12 fuentes de noticias diariamente, desde la extrema izquierda a la derecha religiosa; mes a mes hay un dramático incremento de reportajes sobre brutalidad policial, vigilancia gubernamental, medidas enérgicas, control de la vida cotidiana hasta extremos como con que aceite puede usted cocinar…Y parece haber muy poca oposición a la llegada del totalitarismo. Tal vez la avalancha de opresión es demasiado abrumadora y ha provocado una parálisis general; a veces, esa es mi reacción. Pero sobre todo, creo que la gente está centrada en la supervivencia financiera o en realidad aplaude el Estado Total. Incluso aquellos que piensan estar entre los que creen en la libertad se encuentran entre los que aplauden porque toman las justificaciones que se les ofrecen sobre la aniquilación de las libertades civiles. Por ejemplo, considerad sólo uno de los increíbles y más exitosos asaltos contra las garantías procesales y las libertades de todos nosotros; en el nombre de la defensa de mujeres y niños, la campaña contra los delincuentes sexuales ha creado una clase de “intocables” en la desclasada América—gente a la que el gobierno le dice donde vivir, como vivir, que sitios pueden visitar, etc. En nombre de nobles objetivos el gobierno ha borrado la idea de cumplir un tiempo de condena en la cárcel (que solía ser llamado pagar su deuda a la sociedad) y, en su lugar, creó la idea de sentencias indefinidas y penas perpetuas. Pero el establecimiento de este sistema de castas es sólo un aspecto del salvaje descenso hacia la tiranía.

 

La mayor de las preocupaciones es que todo esto ha ocurrido antes del colapso económico de los Estados Unidos, el cual creo que acaecerá en un futuro cercano. (El “timing” dependerá en cierta medida de cuando demasiados extranjeros poseedores de dólares se deshagan de ellos en América.) Espero una severa depresión que se desarrollará en los próximos años. Y nada, nada, nada estimula el crecimiento del estado tanto como gente asustada y hambrienta/sin hogar. Una población entera puede acudir a un líder tanto como un niño hacia un padre…y por la misma razón: para sentirse seguros.

 

Si a la depresión económica añadimos la convergencia de estado policial con una sociedad hipervigilada, entonces, honestamente no se que sucederá. Pero si se que usted no querrá estar ahí para averiguarlo. No se dejen engañar por aquellos que dicen “pero América tiene una fuerte tradición de libertad para que esto suceda.” Los alemanes anteriores al nazismo pensaban que su cultura era demasiado sofisticada para permitir el triunfo del barbarismo. Dejad (los Estados Unidos).

Va de libros

Dos nuevas adquisiciones para la biblioteca, via Amazon.

KEVIN CARSON: Studies in Mutualist Political Economy

SAM KONKIN: New Libertarian Manifesto and Agorist Class Theory

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