Partido de la Libertad Individual

La creación de este nuevo partido ha suscitado un interesante debate en el que han participado desde liberales minarquistas hasta todo tipo de ocupantes del espacio conocido como «libertarian left«, es decir, una miríada de individuos que se mueven en el espectro anarco individualista, agorista, mutualista y similares y en el cual me incluyo.

También ha suscitado debate entre ciertos liberal conservadores de la órbita Red Liberal, pero ese es otro debate que no quiero emprender, temerosos de que un partido autodenominado liberal proponga cosas tan sensatas como que religión y política son ámbitos diferenciados y que no se puede, desde el liberalismo, intentar imponer al resto de la población una visión moral concreta.

 

Victor Koman resume la postura agorista sobre el tema en su polémico panfleto «Death to the Party» que consiste básicamente en que no es legítimo moralmente participar en política pues si realmente se desea disminuir o eliminar la coacción estatal, haciéndolo se está participando del sistema que se dice atacar.

Lo correcto sería practicar la Contraeconomía, todo tipo de intercambios voluntarios entre individuos, sean estos tolerados o prohibidos por el estado. Desde compraventas hasta el tráfico de drogas.

Guerra cultural, ideológica y pequeños sabotajes que vayan minando la capacidad del Leviathan para obtener alimento a la vez que se le deslegitima. Llevamos años clamando por un Gramsci libertario.

 

Víctor L. desde la imprescindible página mutualista en la que participa también está en contra . Todos sus argumentos son correctos, a mi entender, como la desmovilización y conformismo en la que caen los que participan en política y la apelación a la lucha cultural.

Propone la siguiente secuencia de actuación: 1) difusión cultural; 2) asociacionismo y economía social 3) agorismo y contra economía; y 4) huelga de contribuyentes, que considero otra vez muy acertada, culminando en esa fase de desobediencia explícita cuando la fruta estatal esté madura para caer del árbol.

 

Pues bien, compartiendo todos los argumentos en contra expuestos, he de decir que tras meditarlo mucho, luchar contra mi «yo sensato» que me instaba a no ensuciar mis manos en el lodazal de la política he tomado la decisión de pedir mi alta en el partido, por varias razones:

-El altavoz mediático que supone un partido, con posibilidad de convocar a la prensa o espacios electorales gratuítos entre otras cosas, que hacen que una idea pueda llegar a gente totalmente ajena a la blogosfera libertaria.

-La renuncia expresa que se hace en sus estatutos a aceptar financiación pública, donándose inmediatamente a la organización que se decida, el fruto del expolio. Además, de llegar a darse el hecho de obtener un cargo público el acto de renuncia será muy comentado si se maneja hábilmente y el ciudadano empezará a cuestionarse sobre la justicia de la financiación vía impuestos de partidos, sindicatos y confesiones varias.

-La posibilidad, meramente estadística, de que al darse a conocer un ideal basado en la libertad (aunque en este caso minarquista) a gran parte de la población surja interés por profundizar en el mismo en un cierto número de gente que ahora no existe.

-El hecho de que a pesar de compartir todas las objeciones, no es incompatible la práctica de la contraeconomía, la difusión cultural y la guerrilla ideológica con la idea del partido siempre que se tenga claro hacia donde se va y cuál es el objetivo último y nuestra actividad partidista no vaya en dirección contraria.

Mi actitud allí dentro será un poco, permítaseme el símil, como la de los batasunos con respecto a E.T.A., una ambigüedad calculada con respecto a los crímenes sin víctima. El sistema actual condena al traficante, al evasor fiscal, al que pretende la secesión pacífica de un territorio y nosotros, aún estando dentro del sistema no marcaremos distancias con ellos sino que se tratará de explicar al público por qué se condenan ciertas conductas aún no existiendo víctima real. NO A LOS CRÍMENES SIN VÍCTIMA, no son legítimas construcciones jurídicas como los llamados crímenes contra la sociedad.

 

Una vez dentro, trataré según los cauces correspondientes,  de luchar por modificar ciertas cosas que me chirrían sobremanera como esa apelación a la intervención militar humanitaria o para extender los ideales democráticos.

El liberalismo (no hablo ya de anarquismo) en el S.XIX era aislacionista en aventuras militares exteriores en gran parte (luego llegaron aberraciones como el liberalismo imperialista británico que contribuyó a demoler esa ideología al ceder terreno a los estatistas).

Como dijo Randolph Bourne, «La guerra es la salud del estado» puesto que todas esas medidas extraordinarias que se adoptan en tiempo de guerra difícilmente se revierten al acabar los conflictos, ampliando así el estado su poder de coerción masiva.

Las víctimas inocentes que se provocan no son asumibles, salvo si se ha caído demasiado profundamente en el dogma estatal.

Dejo como muestra de mi postura sobre el tema el «Who we are» de la imprescindible página libertaria Antiwar.com.

 

También me gustaría luchar por que la apelación que se hace a la privatización de lo público no se convierta en conferir favores a los plutócratas de siempre, manchados de origen sus negocios por los favores, protecciones y prebendas estatales. Sus propiedades no son legítimas.

En su caso, la idea sería que, dada la ilegalidad de la ocupación estatal, se devolviera a sus trabajadores la propiedad de la industria o servicio, dividiéndose en las entidades más pequeñas posibles con capacidad funcional.

En la línea de lo argumentado por Rothbard en «How and how not to Desocialize»

 

Tras estas pequeñas pinceladas de futura línea de actuación no me queda más que esperar no haberme equivocado con esta decisión, reversible en cualquier caso, y que la experiencia sirva de algo aunque lo veo complicado dado el panorama actual.

3 comentarios

  1. Vaya Libertas, ha tenido que surgir esta polémica (y este partido) para que salgas de tu sopor bloguero 🙂
    Me alegro y me alegro el doble de enterarme que vamos a ser compañeros. Cuantos más libertarios haya en el partido más podremos presionar para que su inclinación sea más libertaria.
    Yo tengo asumido que nunca podré estar plenamente de acuerdo con este partido, y que participar en política implica endurecer el estomago (y la nariz), pero sólo el hecho de que diversos amantes de la libertad hayamos dado, por fin, el paso de unirnos es ya una gran victoria.
    Si nos ponemos las pilas y trabajamos podremos conseguir grandes cosas.
    Por cierto, a ver si se habilita un medio para saber si existen otros miembros del partido en tu misma localidad, porque sin grupos locales no se puede hacer mucho.
    Saludos!

    • Hombre, aquí en Madrid es relativamente fácil que encuentre gente, para la gente de ciudades más pequeñas sería muy útil alguna herramienta como la que indicas.

      Yo tengo claro que debemos luchar los libertarios por modificar ciertas cosas como las que comento (política exterior, privatizaciones…)

      No se si habrá posibilidad de hacer corrientes internas, pero de derecho o de hecho hemos de organizar una para que no acabe todo en un partidito liberal más con un programa asumible por casi cualquiera.

      Un saludo y vamos a mantener el contacto.

  2. Más que afiliarte sinceramente, parece que quieres hacer entrismo a lo Trotsky, ¿me equivoco? 😉

    Suerte en cualquier caso!


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